When the sun came shining, and I was strolling
And the wheat fields waving and the dust clouds rolling
A voice was chanting, As the fog was lifting,
This land was made for you and me
Y allí en la tierra que Guthrie reclamaba para el pueblo, plantó su hogar literario: Una casa de tierra
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Una casa de tierra. Woody Guthrie; ed. e intr. de Douglas Brinkley y Johnny Depp. Barcelona: Anagrama, 2014 |
O lo que es lo mismo, la ansiada y múltiples veces soñada casa de ladrillos de adobe, levantada en pleno corazón del Dust Bowl americano. Esta casa de letras era el remedio contra las inclemencias sociales y meteorológicas que azotaban las llanuras y a las gentes de Texas, Oklahoma, Kansas... Corrían los años 30, se padecían los efectos de la Gran Depresión y las tormentas de arena junto con la sequía empobrecían el terreno y asfixiaban a los habitantes del las áridas tierras del pandhandle. Para entonces Woody luchaba contra las zarpas del poder con tan sólo una guitarra y un sinfín de palabras que describían la opresión a la que sus gentes, su pueblo era sometido.
Si la guitarra fue una máquina para matar fascistas, Woody Guthrie se definía a sí mismo como una máquina de esperanza; sus diarios, canciones, cartas, sus novelas ( Rumbo a la gloria y ésta que nos ocupa, finalizada en 1947 y no publicada hasta 2013) o sus pequeñas viñetas y acuarelas son muestra del realismo rural y la protesta proletaria, algo que ya habían hecho artistas como Charles Chaplin en Tiempos modernos o Grant Wood y su popular pintura Gótico americano (1930).
Woodie Guthrie era un tipo que medía 1,65 m, de pelo hirsuto y cara ladeada (siempre con la barbilla alzada) portaba un incombustible cigarro de liar entre sus labios. Aunque pequeño, el legado dejado tras su marcha- murió víctima del huntington a los 55 años- es inmenso, de valor incalculable y actualmente repartido, catalogado y custodiado por la Biblioteca del Congreso y el Smithsonian; pocas veces los americanos pueden hablar de historia & dignidad en la misma oración, Una casa de tierra es sin duda uno de esos momentos.
Una casa de tierra. Woody Guthrie; ed. e intr. de Douglas Brinkley y Johnny Depp. Barcelona: Anagrama, 2014 |
Por cierto, la cubierta de esta joya literaria es una fotografía de Pete Ryan (fotógrafo del National Geographic) que muestra una casa de madera a punto de derrumbarse "¡Muérete! ¡Caéte! ¡Púdrete!"; una casa similar a la que da la bienvenida a Far out isn´t far enough, la biografía de Tomi Ungerer (es similar a la casa de Nueva Escocia, ¿no?) otro genio con "los pies en la tierra" que al igual que Guthrie plasmó en su obra el espíritu de lucha y dedicó un tiempo de su vida al diseño de carteles (Tomi para campañas publicitarias y revistas y Woody para el C and C Market).
Una lectura más que necesaria, de las que obligan al lector a poner los pies en el suelo.
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