El 22 de julio de 1898 nació en Lawton (Pensilvania) Alexander Stirling Calder en el seno de una familia de artistas- su padre era escultor y su madre pintora-. Con ocho años tuvo su primer taller en casa y con once regaló a sus padres por navidad las dos primeras piezas de su escultura cinética: un perrito y un patito hechos con lata, a los que si les dabas un toquecito con el dedo se balanceaban. Le encantaba hacer animalitos y personajes pequeños para su hermana Peggy.
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Alexander Calder. Pato, 1909 |
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Alexander Calder. Perro, 1909 |
Después se fue a la universidad, donde estudió ingeniería. Una vez graduado tuvo diversos empleos, como el de cronometrador en una maderera o bombero en la sala de calderas de un barco. Las experiencias profesionales vividas lo tenían un tanto aturdido, por lo que pensó que la opción de convertirse en artista no era tan descabellada y se marchó a Nueva York en 1923, donde se matriculó en la Art Students League y consiguió un trabajo ilustrando la National Police Gazette. Los responsbles de la revista enviaron al joven Calder durante dos semanas al Ringling Bros and Barnum & Bailey Circus para esbozar escenas circenses que después publicarían en la revista. Este trabajo marcó el resto de su carrera ya que Calder se había sumergido en el maravilloso mundo del circo, un tema que recreó a lo largo de toda su carrera.
En 1926 se traslada a París y crea su Cirque Calder, una pieza artística sin igual, en el que no faltaba ni carpa, ni artistas diminutos, ni animales, estaba todo cuanto había visto en sus dos semanas en el Ringling Bros Circus. El circo estaba fabricado en alambre, cuero, tela y materiales reciclados, y fue diseñado para ser manipulado manualmente por el propio Calder. Era portátil, donde todas las piezas eran lo suficientemente pequeñas como para ser embaladas en unas cuantas maletas (5), lo que permitía al artista llevar su espectáculo circense con él y celebrar actuaciones en cualquier lugar.
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Maletas del Alexander Calder. Calder’s Circus, 1926–31. |
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Maletas del Alexander Calder. Calder’s Circus, 1926–31. |
La primera actuación tuvo lugar en París, su público, amigos y compañeros. Fue tal el éxito que en breves se ve obligado a estrenar en Nueva York. La representación duraba en torno a 2 horas, 120 minutos en los que el mismísimo Calder daba vida a todos y cada uno de los personajes (llegó a tener 50 piezas entre trapecistas, domadores, payasos, leones…) poniéndoles sus correspondientes voces, y escondiendo a su esposa, que actuaba en la sombra como DJ para pincharle las músicas de fondo de cada uno de los números. Un éxito total que Calder disfrutó desde que empezó en París en 1926, hasta su muerte 50 años más tarde.
Mecanismos muy básicos, con materiales comunes, daban vida a los muñequitos del circo que Calder preparaba y accionaba durante cada actuación. Cada figurita gozaba del equilibrio de sus móviles, se movían de manera armoniosa gracias a sus engranajes rudimentarios, al alambre y a los números insólitos que Calder había orquestado para su particular circo.
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Calder y los preparativos para la función circense |
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Alexander Calder. Calder’s Circus, 1926–31. |
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Alexander Calder. Calder’s Circus, 1926–31. |
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León del Circo Calder |
Dicen que entre los megafans del circo, de los que nunca fallaban a las representaciones, estaban Man Ray, Miró, Mondrián y Cocteau- y no me extraña, debían enloquecer con las caras de su querido amigo-.
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Alexander Calder & Lion, 1971 |
En 1961, en Francia, Carlos Vilardebó dirigió un documental sobre él, llamado Le cirque de Calder, una grabación de apenas 20 minutos que nos muestra al artista con su circo, con un laboratorio de ideas que influirá de manera determinante en el resto de su obra. A continuación, el documental:
El Circo de Calder es parte de la colección permanente del Whitney Museum de New York, pero si queréis acercaros a él, no tenéis que salir de casa, ya que como todo en esta vida, el circo, también está en los libros. Hace cinco años, la editorial Combel puso en marcha la colección ¡Mira que arte! en la que se publicaron libros referentes a artistas en formato pop-up, entre ellos uno de Alexander Calder.
Su autora Patricia Geis, nos presenta a Calder en medio de ventanas de color, móviles y un montón de elementos de reciclaje con los que los pequeños lectores podrán juguetear con el arte del genio americano, como en el caso del circo, ya que dispondrás de 8 de las famosas piezas para montar sobre el libro tu propio numerito.
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Pista del Circo Calder. Edicón pop-up de Combel |
Calder fue un amante de los juguetes, a los que un día de estos dedicaremos un post, pero no sin olvidarnos de su incursión en la LIJ, ya que en 1931 ilustró una edición increíble de las Fábulas de Esopo, un ejemplar del que también hablaremos en la Pequeña ciudad.
Hasta entonces, que disfrutéis del espectáculo y ¡Feliz 115 cumpleaños Don Alexander Calder!
Fuentes: